Hola, soy Lucía Cervantes Ferreira, terapeuta angelical holística. Desde muy pequeña, supe que tenía un don especial: podía ver y sentir a los muertos. Al principio, me llenaba de miedo, y cuando lo compartía con mi familia, como suele suceder, no me creían. Aunque esa incomprensión me dolía, siempre encontré refugio en mi profunda conexión con los ángeles. Podía verlos, hablar con ellos y sentir su presencia. Incluso veía a la Virgen María y, en mis momentos más solitarios, sentía la cálida energía de Dios que me recordaba que no estaba sola. Sin embargo, ser una niña con estas habilidades no fue fácil. Fui rechazada, incomprendida, y por mucho tiempo me sentí apartada por lo que veía y sentía.
Con el tiempo, aprendí a superar el miedo a los muertos y empecé a escuchar sus mensajes. Sin embargo, el temor al rechazo persistía. Me daba miedo compartir lo que ellos me decían, ya que no quería revivir ese rechazo que tanto me había marcado. Así que guardaba los mensajes para mí y para quienes estaban dispuestos a creer.
Mi mayor ilusión siempre fue ser mamá. Sin embargo, por diferentes razones, ese sueño nunca se hizo realidad. Comencé a sentir un profundo resentimiento hacia mí misma. Me comparaba con otras mujeres que sí podían tener hijos, y la frustración me consumía. Veía cómo algunas madres maltrataban a sus hijos o los abandonaban, y me preguntaba: "¿Por qué yo no? ¿Qué hice mal?". Sin darme cuenta, esos sentimientos de comparación, resentimiento y amargura se acumularon en mi vientre. Años de dolor se alojaron en mi matriz hasta que un día, mi cuerpo comenzó a mostrarme el precio de ese sufrimiento: empecé a sangrar más de lo normal y las menstruaciones duraban mucho tiempo. Al hacerme estudios, me detectaron un pequeño mioma en mi útero, que al principio ignoré, pero pronto comenzó a provocar hemorragias.
No quería someterme a una operación, así que busqué alternativas. Probé acupuntura, ozonoterapia, homeopatía, pero nada funcionaba. En mi búsqueda de sanación, aprendí Reiki, mesas radiónicas, meditaciones, registros akáshicos, sanación de vidas pasadas, y más. Fue entonces cuando descubrí la sanación de útero. Hice varios rituales conectando con Gaia, medité profundamente y lloré, pidiendo perdón a mi útero por todos los años en los que guardé energías negativas. Ahí comprendí cuánto daño le había hecho.
El daño ya estaba hecho, y finalmente tuvieron que extirparme el útero y un ovario. Pero mi viaje no terminó ahí. A través de más rituales, meditaciones y trabajo espiritual, me di cuenta de que, aunque mi útero físico ya no estaba, su energía seguía viva dentro de mí. Me reconcilié con mi cuerpo, con mi útero energético, y entendí que podía seguir conectada con él de una manera más profunda y espiritual.
Hoy, utilizo todo lo que he aprendido para ayudar a otras mujeres que, como yo, han sentido dolor, rechazo o desconexión con su cuerpo. Ofrezco terapias y cursos para que puedan sanar, liberarse y reconectar con su poder femenino. Mi misión es acompañarlas en su propio camino de sanación, tal como yo lo hice.
Creo profundamente en el poder de la mujer para renacer y sanar. A través de mis dones y conocimientos, quiero ayudarte a escribir una nueva historia llena de amor, luz y libertad.